Los aperitivos y el “picoteo” enemigos de una nutrición adecuada

Los aperitivos entre horas y el picoteo a destiempo son una de las más insanas costumbres alimentarias para acallar el hambre de un estómago medio vacío. Suele ocurrir cuando se ven escenas en la televisión en las que los protagonistas se “ponen las botas” o cuando, simplemente, un amigo nos invita a tomar un “piscolabis”. El picoteo es una mala práctica cuando tras la cena pasamos un par de horas delante del televisor antes de ir a dormir picoteando unas galletas, varias onza de chocolate o sirviéndose un gin & tonic, por ejemplo.

Estas pequeñas transgresiones dietéticas son las que provocan a medianoche, por mecanismos metabólicos en los que intervienen hormonas como la leptina, la grelina y la resistina, que nos despertemos con sensación de hambre y nos dirijamos con avidez hacia el frigorífico o la despensa para distraer el hambre con lo primero que se nos viene a las manos.

Diversos estudios han venido en demostrar que estas ingestas extemporáneas cargadas de calorías innecesarias, sobre todo las nocturnas, incrementan los niveles de azúcar en sangre, conducen la glucosa por vías metabólicas alternativas hacia su transformación en grasa y con ello, aumenta la ganancia ponderal y se facilitan los
mecanismos bioquímico necesarios para sufrir síndrome metabólico primero y diabetes si esta insana costumbre se hace crónica.

Esos mismos estudios han señalado que una de las principales causas de sobrepeso y obesidad es el “picoteo” reiterado. De igual manera, en un tratamiento antiobesidad esta transgresiones son en la mayoría de los casos las responsables del fracaso terapéutico.

También tiene importancia la crono-nutrición. Cenar temprano para no hacer la digestión durante el sueño ha demostrado ser un arma eficaz para luchar contra la ganancia de peso. Por el contrario, muchos estudios han demostrado que cenar y acostarse de inmediato tiene un efecto pernicioso para conseguir un peso corporal saludable.

Esto fue ratificado en un estudio publicado en Cell Nutrition en el que dos grupos de voluntarios, que cenaron los mismos alimentos y en cantidades similares, pero uno de esos grupos cenó a una hora determinada (6 o 7 de la tarde) mientras que el otro lo hizo 4 horas más tarde. Los resultados fueron elocuentes; el grupo que cenó más tarde tuvo, significativamente, mayor ganancia de peso que el que cenó cuatro horas antes.

Posteriormente los grupos se cruzaron de modo que los que habían cenado más tarde lo hicieron antes y viceversa. Los resultados fueron similares a los de la fase previa al cruce. Eso vino a confirmar que no hay nada peor para desajustar el peso corporal que cenar inmediatamente antes de ir a la cama o ser un habitual del picoteo a destiempo.
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