El potencial saludable del ayuno intermitente ha suscitado muchas investigaciones recientes. En nuevos estudios se ha examinado su posible papel en la enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico (EHGNA), la diabetes de tipo 2 y la
enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Sin embargo, algunos hallazgos indican que esta práctica cada vez más difundida también puede tener un aspecto
negativo peligroso.
Un estudio con 80 pacientes con enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico fueron aleatorizados durante 3 meses de seguimiento a una de las siguientes cuatro estrategias de estilo de vida: ayuno en días alternos, ejercicio aeróbico, ambas o ninguna. El peso promedio fue de 99 kg con un índice de masa corporal (IMC)
promedio de 36 kg/m 2 . El criterio de valoración principal fue el cambio en el contenido de triglicéridos intrahepáticos con respecto al valor inicial. Estos se redujeron significativamente más en el grupo asignado a la intervención combinada (-5,48%) que en el grupo que sólo hizo ejercicio (-1,30%; p = 0,02) o en el grupo de control (-
0,17%; p < 0,01). También fue mayor que en el grupo que sólo ayunó, aunque el resultado no fue significativo (-2,25%; p = 0,05).
Otro estudio realizado en China ha mostrado que el ayuno intermitente puede inducir la remisión de la diabetes mellitus tipo 2 (DMT2). Un ensayo aleatorizado observó que el 47% de los 36 pacientes del grupo asignado al ayuno alcanzaron la remisión de la DMT2 con una hemoglobina glicosilada media de 5,66% tras 3 meses de intervención más 3 meses de seguimiento, frente a solo 2,8% de los 36 pacientes del grupo de control. El 65% de los pacientes del grupo con ayuno intermitente que lograron la remisión tenían el diagnóstico de DMT2 por más de 6 años. La estrategia
consistió en 6 ciclos de 5 días de ayuno seguidos de 10 días de dieta libre en el transcurso de 3 meses, con 3 meses de seguimiento (sin días de ayuno). A los 12 meses, el 44% de los pacientes del grupo asignado a ayuno había mantenido la
remisión de la DMT2 con una hemoglobina glicosilada promedio de 6,33%.
Por muy positivos que sean estos hallazgos, la práctica del ayuno intermitente puede tener efectos colaterales no deseados. Nuevos hallazgos procedentes de Canadá indican que este cambio en la dieta puede inducir trastornos alimentarios, como comer en exceso, atracones, vómitos, uso de laxantes y ejercicio compulsivo.
Los investigadores analizaron los datos de 2.700 adolescentes y adultos jóvenes de 16 a 30 años. En total, el 47% de las mujeres (n = 1.470) y el 38% de los hombres (n = 1.060) declararon haber practicado el ayuno intermitente durante el último año. En el caso de las mujeres, seguir esta práctica en los últimos 12 meses y en los últimos 30
días se asoció significativamente con todos los trastornos de la conducta alimentaria, así como con puntuaciones globales más altas en el Cuestionario de Examen de Trastornos de la Conducta Alimentaria (EDE-Q). En el caso de los hombres, el ayuno en los últimos 12 meses se asoció significativamente con la necesidad de hacer un ejercicio físico compulsivo y con puntuaciones más altas en el cuestionario. Desde la posibilidad de ayudar a pacientes con enfermedad por hígado graso no alcohólico, diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad por reflujo gastroesofágico hasta la necesidad de más investigaciones sobre las implicaciones a largo plazo de esta práctica dietética, varios hallazgos importantes sobre el ayuno intermitente lo han convertido en una tendencia a nivel global.