Paradoja de los edulcorantes sustitutivos del azúcar

Los nuevos avances en la llamada paradoja de los edulcorantes sin azúcar han puesto aún más en duda si los edulcorantes artificiales representan una forma saludable de reducir calorías o una opción potencialmente peligrosa.

El estudio más notables ha sido uno que relaciona el consumo de edulcorantes con un aumento del riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares. En 1.157 pacientes en los que se realizó una evaluación cardiaca, los investigadores descubrieron que los niveles elevados de eritritol se asociaban a mayores riesgos cardiovasculares. Estos hallazgos se reprodujeron luego en dos grandes poblaciones de dos regiones diferentes.

Los investigadores descubrieron que un exceso de eritritol en sangre total provocaba trastornos de la coagulación por activación de las plaquetas. La cuestión sigue siendo controvertida porque algunos expertos señalan que el eritritol puede producirse en el interior del cuerpo humano y que su ingesta en la dieta de la mayoría de las personas suele ser baja. Sin embargo, datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de 2013-2014 de Estados Unidos muestran que la ingesta diaria estimada de eritritol alcanza los 30 g/día en algunos individuos.

Otro estudio prospectivo a gran escala en adultos franceses publicado en septiembre de 2022, reveló que la ingesta total de edulcorantes artificiales proveniente de todas las fuentes se asociaba a un mayor riesgo general de enfermedad cardiovascular y cerebrovascular. El estudio incluyó a 103.388 adultos franceses de la cohorte NutriNet- Santé, de los cuales, el 37,1% declararon consumir edulcorantes artificiales. Los sustitutos del azúcar evaluados fueron principalmente el aspartamo (58%), el acesulfamo potásico (29%) y la sucralosa (10%).

Durante un promedio de 9 años de seguimiento, la ingesta de edulcorantes artificiales se asoció con un aumento de 9% en el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares o cerebrovasculares como angina de pecho, infarto de miocardio, revascularización coronaria por angioplastia, ictus o accidente cerebrovascular isquémico transitorio.

La ingesta de aspartamo se asoció especialmente con un mayor riesgo de eventos cerebrovasculares, mientras que el acesulfamo potásico y la sucralosa se asociaron con un mayor riesgo de cardiopatía coronaria.

También el aspartamo se asoció con un riesgo aumentado de ansiedad. En un estudio experimental realizado en ratones, los investigadores observaron que los animales que bebían agua con aspartamo mostraban comportamientos de ansiedad acentuada en las pruebas del laberinto. Esto ocurrió con dosis equivalentes a menos del 15% de la ingesta diaria máxima humana recomendada por la Food and Drug Administration de Estados Unidos. La exposición al aspartamo también dio lugar a cambios en la expresión de genes que afectan a la amígdala cerebral, una región del cerebro que regula la ansiedad y el miedo. La administración del ansiolítico diazepam alivió el comportamiento de ansiedad en los ratones.

No obstante, los expertos señalan que el azúcar y las bebidas azucaradas se han relacionado con diabetes, enfermedad cardiovascular, obesidad, cáncer colorrectal, enfermedad inflamatoria intestinal e hígado graso no alcohólico, entre otras. Por ello, el mejor consejo que se puede dar desde la medicina de estilo de vida es la moderación ante todo, evitando el exceso de azúcar y de edulcorantes artificiales, aceptando que beber más agua y menos bebidas procesadas, puede ser la mejor estrategia de salud.
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